Un día pensé: ¿qué pasa si
lo veo con su nueva novia? una parte de mí, aseguraba que, para ese entonces,
ya no habría secuelas de ese amor. Otra, un tanto insegura, afirmaba que me
ayudaría a entender que no habría un futuro entre los dos.
Pasaron semanas y esos
pensamientos angustiantes se fueron disipando. Llegó el día de mi consulta en
la clínica, intenté llegar lo más puntual posible, así que opté por tomar el
tren. Dieron las 5:45 PM y yo ya estaba bajando las escaleras para la salida de
la estación. Entre todas las personas que cruzaban, vi subir a un hombre
acompañado de una mujer.
Su cabello rizado y sus ojos marrones, me llamaron la
atención, era mi ex y su nueva novia, de los que tanto había pensado hace un
tiempo. Me detuve en el escalón, él también junto con ella. Fueron segundos,
pero las piernas me comenzaron a temblar y las manos me sudaron de inmediato,
solté una sonrisa nerviosa y Agus solo me miró con consuelo para luego seguir
con su camino.
Bajé apresuradamente,
mientras los ojos se me llenaban de lágrimas y el corazón me palpitaba como
queriendo saltar de mi misma. Los recuerdos de nuestro pasado me invadían todos
los hemisferios. Lloré, no me contuve hasta llegar al paradero del metro,
guardé el libro que tenía en las manos, saqué mi pañuelo, cerré mi cartera y me
tapé el rostro con fuerza. Respiré desde lo más hondo de mi ser, inhalé mi
pasado y exhalé mi presente. –Ya lo viste, ¿ahora entiendes que ya no van a regresar?
- me dije mientras caminaba mirando al cielo.
La premonición de lo que
imaginé sucedió, no como lo esperé, todo al revés, pero pasó. Sin embargo, en
ese momento sabía que algo en mí acababa de cerrarse. Las puertas de mi
esperanza se opacaron por completo. Sus promesas terminaron por romper todo
contrato con mi amor y comencé a soltar.
Esa tarde, no llegué a mi
cita médica, sentí que necesitaba caminar para expectorar los residuos de él
que quedaban en mí. Caminé mucho, como recogiendo mis pasos junto a Agus. Terminé
por eliminar mucho pasado, mucha historia, muchas expectativas y cuando por fin
lo acepté, empecé a mirarlo otra vez como a cualquier hombre. Más no, como al ‘amor
de mi vida’.