Siempre se ha escuchado que solo de los humanos se aprenden lecciones, pero no lo creo así. Los animales tienen sentimiento y por ende,
también nos dan un ejemplo para poder amar. Como es el caso de los pingüinos.
Vi una imagen en Facebook y me dio curiosidad lo que decía
“¿sabías que cuando un pingüino encuentra a su pareja, permanecen juntos para
toda la vida?” mi respuesta fue no. No lo sabía. Busqué información acerca de
esto y la encontré.
A pesar de ser muy fríos, al parecer son muy calientes por
dentro. Los pingüinos cuando encuentran a su pareja y se juntan, con el pasar
de los años y de la distancia. Se vuelven a juntar y tienen crías.
Cuando regresan en busca del “amor de su vida” los pingüinos hacen un sonido
y es por medio de este que se reconocen y se aparean.
Se puede decir que el perfil de los pingüinos es de por sí,
seres fieles, amorosos, hogareños y sobre todo responsables por saber respetar a
su pareja. Ellos tienen que afrontar tormentas, lluvia, temporada de hambre y
sequía. Pero aún con todo esto permanecen juntos.

Cuando la pingüina da a luz a su crío lo deja con el pingüino para que ella
vaya en busca de comida al mar. El padre se queda con el hijo protegiéndolo
y esperando a veces hasta dos meses para que la madre regrese. En este lapso,
el le va enseñando a vivir a su hijo y a dar sus primeros pasos.
Cuando los padres pingüinos se vuelven a juntar, juntos de
nuevo, tienen que superar el clima, la falta de comida y las tormentas. Ellos sin hablar se hacen una
promesa, identifican a su familia y es la fuerza que los impulsa a continuar.
Es increíble como a pesar de los años los pingüinos se
buscan y si en caso la pinguina ya no vive, algunos se buscan otra, pero dicen que otros se internan en las profundas aguas de los océanos y nunca más regresan,
transformándose así en un símbolo de fidelidad.
El valor que ellos tienen por su lazo familiar es innato, es
algo que lo tienen por naturaleza. La unión y fidelidad es una forma de amar, aunque
esto pasa en el mundo animal, es algo que los humanos debemos
rescatar. Y afrontar así como los pingüinos: la distancia, las tormentas, el
frío y el tiempo. Siempre y cuando exista lo más importante de por medio: el
amor.